



Esta serie inspirada en el dibujo que Van Gogh realizó de Sien Hoornik “Sorrow” en 1882 pretende exponer al dolor como una condición intrínseca que muestra la fragilidad del ser humanx mientras cuestiona los motivos que lo ocasiona, de la misma manera plantea la necesidad de reconocerse en estos espacios como uno de los tantos lugares de aprendizaje por los que atraviesa el Yo, mismo que se debate entre las disputas y los acuerdos del ello y el superyó, proponiendo echar por tierra los prejuicios referentes al concepto de la tristeza y las ansias por huir de esa sensación. A su vez critica el rechazo que la sociedad tiene acerca de ese sentimiento al cual lo asemeja con lo inútil, jerarquizando de esta forma las fuentes de satisfacción por sobre las introspectivas, lo que nos lleva a negarnos la oportunidad de realizar duelos efectivos en las etapas del crecimiento personal, debido a que un ser afligidx es asociadx con improductividad dentro del sistema capitalista.
La serie da continuidad a los diversos aprendizajes, entre el distanciamiento y las conexiones con los dibujos previos a la misma. Los autorretratos en esta oportunidad tienen un especial enlace con la inexistente serie 4. La cual proponía una vuelta al pasado con la intención de dar unión periódica a los diálogos entablados con las series anteriores, en Sorrow existe un considerable alejamiento del ideal corporal mientras se integra la percepción físico - emocional, para de esta manera traducir los síntomas que el cuerpo exterioriza formalmente. Otro punto es el entendimiento de perdida - evolución a partir de la destrucción y posterior negación de “desecho” que supuso la serie mencionada, la información de los retazos de las ilustraciones actúan como palabras que indudablemente están a la espera de formar parte de un mensaje, por lo que el proceso y la noción del dibujo no terminado son aspectos interrelacionados.
Sorrow
Dibujo / papel - bolígrafo, liquid paper, marcador, pluma, lápiz.
10.5 x 14.7 cm
(2013 - 2015)