La representación del problema en las relaciones toxicas normalizadas, se evidencia en esta primera serie, que dialoga entre el anhelo de aceptación por parte del otro y los cuestionamientos personales de como ser y estar. 

 

El dibujo lleno de simbolismos se manifiesta como mediador entre la frustración adquirida en la sociedad, tras la búsqueda inalcanzable del ideal de belleza.

 

Esta serie se plantea, como todas las demás que le suceden, una intención de escritura de los hechos,  que asume y aprovecha su carácter figurativo, cargado de significados, que permiten expandir y escudriñar de manera compleja los entendimientos  del ser mujer y el rol asumido dentro de los patrones relacionales. 

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